Era la tarde del viernes del 15 de julio del pasado año.
Luis estaba en la sección economía de la biblioteca buscando algunos libros para su investigación.
Seleccionó tres y al coger el tercero uno de ellos se cayó al suelo y lo cogió Andrea:
!madre mía si lo estaba buscando desde hacia siglos exclamó! Luis se giró y le respondió: disculpa se me había caído. No te preocupes respondió Andrea cuando lo devuelvas yo lo reservaré.
Entablaron una pequeña conversación y se sentaron juntos en la mesa de estudio.
Estaban investigando para un trabajo similar y había muchos puntos de vista que les apetecia comentar.
Cada viernes de cinco a nueve de la tarde se veían en la misma biblioteca y después de consultar sus informes se bajaban a la cafetería y hablaban durante un par de horas.
Así ocurrió hasta final de año. Luis seguía acudiendo religiosamente a su cita pero Andrea hacia más de tres semanas seguidas que no aparecía.
Una tarde Luis extrañado por la ausencia continuada de Andrea decidió llamarla por teléfono al numero que está le facilitó el día en que se conocieron.
Pasaron cinco tonos de teléfono y cuando Luis estaba dispuesto a cortar, una voz de hombre respondió: ¿Quienes es? Soy Luis, un amigo de Andrea. ¿Podría hablar con ella?
Lo siento, respondió una voz de hombre. Andrea murió hace dos años.
Luis no daba crédito a lo que había oído y colgó el teléfono.
Se quedó paralizado y no sabia como reaccionar. ¿Quien era aquella joven con la que tomaba los viernes un café solo con hielo?.
Luis se marchó a su casa angustiado y con una extraña sensación en su cuerpo.
No podía entender lo que le había sucedido. Pasaron los meses y un viernes de primavera,
Luis sintió un golpecito en su brazo. Era Andrea. Él no sabia que decir y ella se precipitó:
!Cuanto tiempo sin verte! así es, respondió Luis y añadió con voz afligida no supe de ti nada más que habías muerto.
Oh Luis, exclamo Andrea ruborizada y nerviosa, adopte el nombre de mi hermana que falleció hace dos años porque tenía miedo a seguir viviendo.
Andrea murió en accidente de coche hace dos años y una parte de mí se fue con ella. Yo conducía el coche y desde ese día mi alma dejó de sentir.
Cuando te conocí me sentí culpable y tuve miedo de enamorarme de tí y de volver a ser feliz y por eso con su nombre sabría que nunca podrías acceder a mí. Hoy soy yo quien vuelve a ti………
Se estrecharon en un fuerte abrazo y nunca más Andrea volvió a faltar a su cita de los viernes en la biblioteca.
Creo que Andrea es una de las muchas mujeres que tienen miedo a enamorarse
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